Bloggear o no bloggear...

...he aquí la cuestión. Me propongo desde este espacio publicar cada tanto algunos comentarios, artículos, opiniones sobre la realidad del latino en Estados Unidos, pero sin olvidarme que ante todo soy latinoamericano y lo que sucede en el continente afecta a todos los que estamos aquí. La frecuencia de publicación será bastante irregular, pero será de alguna manera activa y persistente. También haré una recopilación de artículos pasados y que ya fueron publicados en otros lugares pero que no dejan de ser actuales. Ojalá me ayuden con sus comentarios. Aquí vamos pues...

viernes, 27 de enero de 2012

La innecesidad de las guerras

No es novedad que los Estados Unidos están en decadencia. Los últimos 40 años han sido dificiles, mal gobernados y tomando decisiones equivocadas. Hubo guerras innecesarias y costosas, en vidas y en dinero. ¿Ejemplos? Vietnam, Las intervenciones militares en Cuba, Nicaragua, Grenada, Panamá, las promociones de muchas guerras civiles, en especial en Latinoamérica y las más recientes de Afganistán, Irak y Libia. ¿La próxima es Irán?
Si bien hay una creencia tendenciosa que dice que la guerra es un buen negocio para reflotar la economía, a largo plazo, eso es mentira. Cuando los soldados vuelvan de sus puestos de combate, no habrá oferta laboral para ellos. A los que quedaron lisiados, física y mentalmente, habrá que darles servicios de por vida. Entonces, ¿de qué negocio me están hablando? La recesión es interminable, y los trabajos siguen escapándose a China, India o Latinoamérica.
Para colmo de males la deuda externa del país es la más grande del mundo y suena como que será imposible pagarla. ¿No suena eso familiar?  ¿Y a que no saben quién es el mayor acreedor de la gran nación del norte? Sí, China. Un país que se asoma con las intenciones de asumir, en cuanto tenga una oportunidad, el lugar de Superpoder mundial. ¿Cómo anda tu mandarín? Empezá a aprenderlo entonces.
La guerra debería ser contra la ignorancia. Porque ya sabemos que pasa cuando no hay trabajo, sube la violencia y sube la intolerancia. Y ésta última palabra, la reservan especialmente contra los inmigrantes. Que se roban los trabajos de los ciudadanos, que no se adaptan, que no quieren hablar inglés y tantas tonterías más. Lo malo es que esto no está pasando solo en Estados Unidos, en Europa también.
Por eso pienso que si un país tiene el poder que tiene una potencia mundial, debería hacer otro tipo de guerras. Que sus ejércitos lleven paz o justicia, como debería haber sido en Somalía, ¿pero a quién carajo le importa Somalía? En el futuro las guerras deberían ser contra la ignorancia, como dije antes, pero también contra la pobreza, material y espiritual, contra el hambre, de comida y de conocimiento, contra la desidia, de no hacer nada y de no querer ver lo que pasa, contra la pereza, tanto intelectual como laboral, contra la negatividad, de no creer en el ser humano y la de desear el mal al prójimo. Y a esas guerras debemos ir con libros, con imaginación, con  fe, con ganas de provocar un cambio y deseos de hacer las cosas bien.
Esas, damas y caballeros, son las únicas guerras que son necesarias y que valen la pena pelear, porque si ganamos esas, las demás van a dejar de existir.

domingo, 22 de enero de 2012

Otra vez SOPA, cercenan la libertad en internet

La nueva ley SOPA, Stop Online Piracy Act, es una ley que cercena la libertad en internet. Sí, sus defensores dirán que protegen los derechos intelectuales de los nortemaericanos en el mundo, pero deberían decir, que en realidad protegen los derechos de las corporaciones. El ciudadano común no se beneficia en nada. Al contrario, seguramente ahora tendrá que pagar todo más caro. 
Realmente me molesta la actictud norteamericana de dedicarse a ser la policía del mundo. Y esta ley le da el poder a las autoridades de cortar cualquier medio en el cyber espacio que se les ocurra. Por ejemplo, este blog podría ser llamado subversivo por las autoridades y podrían bloquearlo solamente por ser sospechoso o por pensar diferente. Este es un ataque frontal a la libertad de expresión que tanto pregona la gran democracia del norte. No me extraña que haya sido un republicano, Lamar Smith, que haya introducido esta ley.
También esta ley dice proteger los derechos de las compañías farmacéuticas, pero se olvidan que hay leyes en otros países que consideran que una medicina debe ser un bien común para la humanidad y no un beneficio para una compañía. ¿Vamos a invadir otro país por esta razón?
Lo cierto es que ya no se podrá ser creativo en muchas facetas. No se podrá usar material de una película, por ejemplo, para hacer una parodia o criticarlo sin el concentimiento de la multinacional de turno. ¿Por qué no bloquean el spyware que las compañías ponen en nuestras computadoras para vendernos más porquerías? ¿ No es eso una violación de nuestros derechos?
Parece que ya no basta que los vegetales tengan semillas que no darán frutos, porque están manipulados por Monsanto y otros, y que si queremos plantar algo solo se lo podamos comprar a una multinacional sin rostro. Pronto van a patentar hasta el aire que respiramos, y deberemos pagar por ello.
A mi siempre mi mamá me decía que la sopa era buena para la salud. Bueno mamá, prefiero tu sopa de siempre. Porque esta SOPA, me acaba de dar diarrea.

lunes, 16 de enero de 2012

Elecciones: Hora de decir qué queremos

No me canso de decir que cada vez que hay elecciones en Estados Unidos, el mundo entero debería votar, ya que lo que aquí sucede, lamentablemente, afecta al resto del mundo. Y si no que se lo pregunten a los afganos, a los iraquíes o a los libios.
Pero también hay que admitir que muchos dentro de las fronteras de este país no votan Y me refiero en especial a los latinos. Sí votan por ejemplo los cubanos en la Florida, pero por otros motivos, y sabemos también con qué partido político se identifican. Pero los demás no lo hacen. Tampoco estamos representados de la manera en que deberíamos. No hay suficientes candidatos latinos; somos casi el 15% de la población del país, con solo un 3% de representantes hispanos en el congreso. No estamos representados tampoco en los medios, ni en el marketing cotidiano. Y esto puede también leerse como una apatía propia al momento de exigir lo que nos corresponde, y eso se puede corregir votando. Si se vota a un candidato que promete una reforma inmigratoria, hay que exigirle que la cumpla. Si hay algún candidato anti inmigrante, que los hay y muchos, hay que votar en contra de ellos. Porque esos mismos que hablan en contra de los inmigrantes, parecen olvidarse que todos aquí, menos los nativo-americanos, venimos de algún lugar lejano de América del Norte.
Dicen que no hay peor ciego que aquel que no quiere ver. Y quizás podamos aplicar este dicho a nosotros mismos, porque nos quejamos de los atropellos que recibimos todos días, por hablar mal inglés, por vestir diferente, por tener una cultura distinta. Pero tampoco hacemos mucho para cambiar esa situación. Si nos quedamos impávidos, estamos consintiendo nuestra realidad, y eso está mal. Hay que salir y expresarse. Hay que decir qué es lo que queremos y hay que exigir que se cumpla con las promesas de las campañas políticas.
Si no votamos, no tendremos derecho a reclamar nada. No votar es decir que no nos importa lo que suceda. Si queremos ser repetados, tenemos que expresarlo en las urnas y participando. No importa qué partido político o que candidato. Sino con ideas, con un programa que sea inclusivo y que traiga beneficios para nuestra gente, nuestra cultura y nuestro idioma. Si no lo hacemos, le daremos la razón a los que nos atacan sin razón. Hay que salir de la cáscara y decir aquí estamos, vinimos para quedarnos, y somos parte de esta sociedad. Peleamos sus guerras, trabajamos honestamente y nos adaptamos a sus costumbres. Queremos respeto. Y eso se gana participando.
Ahora hay que ir a votar y decir qué tipo de país queremos.

domingo, 8 de enero de 2012

El buen momento del cine latino

Ya desde hace varios años el cine latino disfruta de aires renovadores y de un auto análisis profundo y reconfortante. Hay comedias que nos hacen reír y pensar, hay dramas que nos concientizan, hay artistas que se animan a decir cosas que otros callan o que hablan de temas que aún queman. De la mano de nuevos y audaces directores, de actores más profesionales, y de productores que no solo piensan en reembolsar el dinero invertido, nuestros países han ganado en arte y en exposición ante el mundo.
España quizás es el mejor ejemplo y el que ha tenido mejor recepción y reconocimiento. Produce unas 80 películas al año, incluyendo co-producciones con América latina, y este es un número nada despreciable, considerando el gran éxito que ha tenido de la mano de directores como Pedro Almodóvar, o actores reconocidos en Hollywood, como Antonio Banderas, Penélope Cruz o Javier Bardem. Pero hay otros directores españoles que han trascendido sus fronteras como Alejandro Amenábar o Icíar Bollaín, siguiendo los pasos de grandes directores como Luis Buñuel o Carlos Saura entre otros.
En el caso de México, los directores y actores trabajan en constante intercambio con Estados Unidos. Las razones son más que obvias. La cercanía, los recursos, los temas en común. Pero el trío de directores formado por Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y González Iñarruti no se han quedado en su propia gloria, sino que al contrario se han preocupado por seguir trabajando en su idioma y en los temas que más preocupantes son para ellos. Otros directores mexicanos también se han destacado, como Reygadas, y los actores Gael García Bernal y Diego Luna se han dedicado a producir películas, como la sorprendente “Sin nombre”.
Argentina, otro país tradicionalmente fuerte en producciones cinematográficas, ha vuelto al escenario mundial de la mano de su premiada película “El secreto de sus ojos”, pero también ha mostrado una singular renovación de la mano de jóvenes directores como Lucrecia Martel.
Lamentablemente Cuba ha dejado producir películas debido a su constante crisis económica, y nos ha dejado algo huérfanos después de la muerte del genial Tomás Gutiérrez Alea. Pero a pesar de eso, el mundo hispano sigue produciendo buen cine. un cine diferente, que nos representa y describe en nuestras mejores ropas, pero también en nuestras miserias. Y si eso sirve para conocernos mejor, y para mostrarnos al mundo, entonces sentémonos en la butaca, sirvámosnos una palomitas de maíz y difrutemos de nosotros mismos.