Bloggear o no bloggear...

...he aquí la cuestión. Me propongo desde este espacio publicar cada tanto algunos comentarios, artículos, opiniones sobre la realidad del latino en Estados Unidos, pero sin olvidarme que ante todo soy latinoamericano y lo que sucede en el continente afecta a todos los que estamos aquí. La frecuencia de publicación será bastante irregular, pero será de alguna manera activa y persistente. También haré una recopilación de artículos pasados y que ya fueron publicados en otros lugares pero que no dejan de ser actuales. Ojalá me ayuden con sus comentarios. Aquí vamos pues...

lunes, 25 de octubre de 2021

El arte de Banksy en una ciudad que le sienta bien: Chicago


Banksy es sin duda uno de los artistas más controvertidos de los últimos tiempos. Una suerte de Andy Warhol de los bajos fondos, de la oscuridad, de lo que no se ve. Él no ve belleza en lo pop, en hollywood, o en las calles, él ve algo que se percibe pero no se muestra, lo que está latente, pero no dejan que florezca. Incluso él mismo se ha creado en la icognita, como un personaje que actúa en la sombra. De hecho nadie conoce su cara, y no deja de vanagloriarse de eso mismo: “Nobody ever listened to me until they didn’t know who I was.”, reza una frase suya al comienzo de su exhibición en Chicago, quizás la ciudad perfecta para este tipo de arte, su arte. Y digo que Chicago es la ciudad perfecta por su historia de lucha, de trabajo duro y mal pago, y de los eventos sociales que marcaron a esta ciudad y al mundo.

En su obra hay mucha sutileza, irreverencia, sarcasmo, pero también un mensaje directo y político hacia dónde el autor quiere ir, y no teme decir lo que piensa. Uno de los primeros trabajos que se ve en la muestra se titula “Keep Left”, o sea: Manténgase en la izquierda. Su obra es contestataria por naturaleza, alguno de sus trabajos icónicos están dedicados a la brutalidad policíaca, a la monarquía inglesa, a las interminables guerras en oriente medio.

A veces su provocación va más allá de la simple muestra y la hace más “interactiva”, él es famoso por dejar ratas sueltas en sus muestras para recordar al espectador los aspectos sociales que olvidamos o que no queremos ver. A veces uno puede pensar que esas actitudes son de mal gusto o insalubres, incluso de abuso de animales, pero eso mismo es lo que hace a un artista como Banksy, el sacar a la gente de contexto y de la zona de confort para ver una realidad que no siempre es cómoda y que no siempre condice al mensaje de lo convencional.

También se da tiempo para criticar los estándares de lo visual, de los precios que se pagan por el arte, en especial su arte: “I Can't Believe You Morons Actually Buy This Shit”. Quizás criticar su propia clientela o seguidores, sea el acto artístico más osado que Banksy ha mostrado, y por ende, el mayor de rebeldía de una artista.

Hay efectos visuales que suavizan la mirada de su arte también, una niña sosteniendo un globo, o en el mismo “Keep Left”, en vez de una molotov se arroja un ramo de rosas. Quizás ese sea un llamado a la imaginación, a pensar diferente en el contexto de violencia social que vivimos hoy en día.

Su muestra en Chicago reúne mucho de su arte más conocido, sus grafitis, sus mensajes anti establecimiento, su mordaz gusto por lo antiestético. Por eso coincido en que Chicago es la urbe perfecta para su obra, ojalá también veamos sus grafitis en las calles y paredes de la ciudad.







sábado, 16 de octubre de 2021

Notas sobre el exilio y “Los otros exilios”


 Notas sobre el exilio y “Los otros exilios”


Cuántos exilios puede acarrear un hombre, una mujer, un alma. En cada soledad habita un inmigrante, un expatriado, un paria de sí mismo. Si entendemos como exilio aquel sentido del destierro, del abandono, también lo podemos entender como el acto de una búsqueda, o quizás el de la cura de un mal singular y ancestral. Emigrar es, en muchos casos morir un poco, y al mismo tiempo renacer en un cambio necesario e inevitable. Las razones siempre son subjetivas, pero quizás exista un balance entre la cobardía de abandonar el presente y la valentía de enfrentarse a lo desconocido. Estas dos sentencias son verdades absolutas pero también subjetivas. En Argentina 100 personas por día abandonan el país, en Estados Unidos se deportan 300.00 personas al año, y así en distintas partes del mundo se crean exilios, desarraigos, soledades. ¿Cuántos exilios existen? Por que ya no solo son los exilios geográficos que nos afectan, están los culturales, los sociales, los económicos, los sexuales, los de género, los políticos, los internos, los externos, los del encierro, los del abandono, los emocionales, los…

La pregunta persiste: Cuántos exilios puede acarrear un hombre, una mujer, un alma. Sin dudas las respuestas pueden aparecer y desaparecer sin aviso, sin resquemores. 

Ahora bien, para combatir esos exilios hay formas que nos pueden ayudar. El arte es quizás una de las mejores maneras de enfrentarlos, pero al mismo tiempo, uno debe ensimismarse, crear otro exilio propio, personal, único, y a partir de allí inventar la propia cura, la resistencia, la identidad de uno mismo para poder reinventarse en un nuevo lugar, en una nueva situación. Al crear arte nos volvemos contestatarios, hacemos política, sí, porque cada ver que uno se expresa, da su postura, su punto de vista, está haciendo política. Nos guste o no, afirmamos quienes somos con la palabra, con lo visual, con lo sonoro. Cada declaración, independientemente de cómo la hagamos, nos da un espacio en el mundo, la voz se convierte en roca y su peso hace rodar esa verdad generando el ruido de las realidades, nuestras realidades, que no son menos que las realidades de otros, ni de aquellos que llegaron primero, ni de aquellos que han estado desde tiempos inmemorables. 

Nos reconstruimos todos los días, aquí o allá, donde quiera que ese aquí o allá sea. Los exilios generan emociones incontenibles, la mayoría no son buenas, otras tienen una historia diferente, pero el proceso es irreversible, para bien o para mal, el exilio, la migración, el desarraigo nos cambia, y está bien que eso suceda, porque no hay mejor manera que enfrentar nuestras propias dudas que enfrentando nuestros demonios y conformar un nuevo ser. La pregunta persiste: Cuántos exilios puede acarrear un hombre, una mujer, un alma.