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...he aquí la cuestión. Me propongo desde este espacio publicar cada tanto algunos comentarios, artículos, opiniones sobre la realidad del latino en Estados Unidos, pero sin olvidarme que ante todo soy latinoamericano y lo que sucede en el continente afecta a todos los que estamos aquí. La frecuencia de publicación será bastante irregular, pero será de alguna manera activa y persistente. También haré una recopilación de artículos pasados y que ya fueron publicados en otros lugares pero que no dejan de ser actuales. Ojalá me ayuden con sus comentarios. Aquí vamos pues...

sábado, 6 de febrero de 2016

Cuando la novela es tan negra como la vida, Entrevista a Guillermo Rubio.

Cuando la novela es tan negra como la vida

Fernando Olszanski Publicado 2016-02-04 03:52:41


Guillermo Rubio. Foto: Gustavo Monroy

Entrevista con Guillermo Rubio

La obra de Guillermo Rubio ha irrumpido a mano armada en el espectro literario de la novela negra. Con textos fluidos y de gran dinámica, Rubio nos muestra un submundo que fascina y asusta al mismo tiempo. Policía de profesión, y de a ratos camionero, guardaespaldas y espía, Rubio nos pasea, a modo de Virgilio, por un presente que azota la realidad mexicana y latinoamericana, la realidad de la violencia, la corrupción y el narcotráfico. Testigo de su tiempo, Rubio crea antihéroes en los que lo social, lo humano y lo cotidiano se mezclan en un coctel de drogas, balas, y vidas cortas, pero muy intensas. Para conocer un poco más al hombre, invitamos al escritor a que nos hable de su obra. Pasen y vean, que no hay desperdicio.

¿Por qué novela negra? 
Para escribir la primera letra encaminada a formar o crear un relato es necesario saber de lo que vas a escribir si eres un poco avispado y sincero contigo mismo vas a escoger un tema que domines al grado de la perfección para que no enredes imaginando lo que nunca has visto… Sobre todo suponer en color negro denso.
En mi caso particular, las primeras letras profesionales fueron policiacas, las iniciales como Policía judicial del Estado de México: Homicidios, aprehensiones, robos, violaciones, investigaciones, secuestros y antiguerrilla. Redactaba informes con lo básico del caso en cuestión.
Pasaron 12 años con estas rutinas. Pasé a ingresar a la Dirección Federal de Seguridad como agente investigador y cambié la pistola por la pluma. Los informes que realizaba eran: Detallados, precisos, concisos, oportunos y veraces. Las labores de inteligencia son demandantes de información. Esta disciplina me agradó de sobremanera y cuando me corrieron era Sub Delegado en Sinaloa. Este trabajo me enseñó a tejer novelas verdaderas de intriga, malos manejos, gestación de movimientos obreros de importancia y todo lo que atañe a las fuentes de información que tenía asignadas.
El destino me empujó a pertenecer a la Policía Judicial del DF, por mi experiencia de contra guerrilla, en 1990 cuando mataron a dos vigilantes del diario “La Jornada” por el Partido Revolucionario Clandestino Unión del Pueblo (PROCUP). Fui comisionado a proteger al Director, su familia e instalaciones, los primeros días fueron tensos, después todo fue Arte. Durante seis años conocí a un gran número de personalidades de las diferentes ramas de la creación nacional e internacional. Leí, vi, escuché, comparé y de golpe y porrazo decidí que sería inmortal igual que ellos, el camino sería la literatura y el género negro.
¿Qué si lo domino? Sí, escribo lo que conozco.
¿Mis referentes?
Mmmmm, Mmmm. Sonará presuntuoso pero la verdad nadie ha influido en mí, mis textos son de un tipo que estudió los seis años de primaria, no hay la más mínima formación académica. ¡Eso sí! He leído cientos de libros, desde niño fui seducido, por Verne, Dumas, London, Rampa, Víctor Hugo, después cientos de novelas vaqueras y tramas policíacas.
Siempre me incliné por relatos sencillos, nítidos y apasionantes. La única referencia que tomé de todos ellos fue escribir con pasión para agradar y cautivar.

Has expresado que escribes para agradar al lector y que cuando escribes, al mismo tiempo es como si cada letra o palabra te contaran la historia. ¿Cómo es que se logra esa conexión con el lector? ¿Quieres contar una historia o prefieres contarte una historia? Háblanos de ese momento creativo donde la novela se desarrolla.
Después de leer a dos o tres laureados de la literatura nacional cuyos textos eran dignos de venderlos como papel para reciclar, que vivían con la gloria de un libro bueno y dos, tres malos y los demás pésimos, aparte que se sentían iluminados de las Letras, o lo peor, que muchas personas estaban decididamente convencidos que eran la pura verga como narradores, y la verdad o me imagino que su escritura era para ellos, trataban de obligarnos a leer algo suyo…
Sentí que me podría sentarme en su mesa, porqué la verdad en el género que escogí había un chingo de malos, malos y malos escritores mexicanos y extranjeros.
Decidí escribir Pasito tun tun lo concebí del periódico con la nota del momento, para mi aquí empezaba el reto, era más que suficiente para armar un historia para mí y sobre todo para quién se atreviera a que lo llevara de la mano con una novela basada en un hecho real y así salió de mi cabeza este relato irreverente, con mala estructura y sobre todo con visible torpeza literaria, con una negación de perder el tiempo con puñetas universitarias, cada párrafo fue una invitación a continuar leyendo, sonriendo y azorándose la verdad que el primer fan de Guillermo Rubio, soy yo, escribo para reír, espantar, imaginar y sobre todo los invito a ver lo que escribo con pocas letras.
Mi literatura en Pasito tun tun es minimalista, pero, para ser mi primera novela me salió chida, rallando en: Nunca moriré. Ja, ja, ja. El Yaqui será eternamente conocido en el género negro mexicano. El Yaqui es mi hijo mayor, después salió El Sinaloa. Una novela mejor construida que El Yaqui.
El Sinaloa un relato en cual me esmeré en hacer una novela para los que leen mamadas apegadas a la realidad, para los maniáticos del género, al parecer la lectura del texto fue de horas o días, por lo digerible de la trama, la mayoría dio una buena aprobación y de nuevo me gusté como narrador.
Con la soberbia del más humilde samurái, escribí dos novelas: Visitando al Diablo editado por la Benemérita Universidad de Puebla, una novela que es una verdadera mamada, mala y divertida, cargada de ego a lo cabrón, es mi venganza para con los escritores malos. Me tomé el privilegio de convertirme en personaje real, la neta, no me gusté en esta novelucha. No es pésima.
En marzo en la feria de la BUAP, se presentará Una noche de suerte. Otra jalada de pelos con sabor a literatura tipo “Libro vaquero” vamos a ver qué resultado con los estudiantes, el texto no le llega ni a la cintura a mis dos hijos, a ver cómo le va, lo que puedo asegurar a quien le guste el relato que lo lleve a ninguna parte, literalmente a perder el tiempo con jaladas y el personaje, ¡soy yo! Casi prometo no volver hacerlo, el caso es que me di un gusto de naco literario y me vale para pura madre que me critiquen por divertirme dejando huella.
Publiqué por mi cuenta y riesgo en Amazon Malik Rubio, Confieso que he ladrado,narré doce años de vida del Malik, mi hijo perro que también se inclinó por ser escritor y al parecer valió madre porque la única lectora que es mi hija Lucy que lo compró, hasta el momento no ha comentado nada, segundo fracaso.
En este momento está concursando una novela negra que trata sobre un pobre migrante centroamericano que cae en manos de los Zetas y según yo es un buen relato, la neta que me gustó o que definitivamente me podría hundir por tratar de combinar la ficción con realidad negra Espartaco es mi tercer hijo que le puede dar en la madre al Yaqui y al Sinaloa, sus dos hermanos o cuando menos se pueden respetar. ¡Una trilogía! Esto suena muy decente.
Esto es un historial negro, documentado e inspirado por algunas experiencias personales y lo demás la imaginación y los medios de difusión pusieron los temas al azahar. Y sobre todo agradar a quién lea mi relato esperando que cuando menos lo termine.

También declaras que te gusta describir lo real, lo lejano de la comprensión humana. ¿Qué efecto tiene para ti ese alejamiento de la comprensión cotidiana y cómo crees que el lector o sociedad en general percibe ese alejamiento: con perspectiva, perplejidad o simplemente azoramiento?
Las preguntas me invitan a evadirte como torero, pero la primera si es contestable. Mis dos novelas serias que son El Yaqui y El Sinaloa son avalados por miles, miles, miles y miles de letras impresas en diferentes idiomas sobre México negro.
Estos dos relatos encajan con el entorno según yo idóneo para la época. El Yaquiestaba del lado correcto: Presidencial y de Cartel, y El Sinaloa es de Sinaloa ¡Chingao! Las demás preguntas las podría contestar un sociólogo, sicólogo, maestro en comportamiento humano. Ja, ja, ja.

¿Existe la narco-literatura? Se habla mucho de la repuesta literaria a los tiempos que vive México, aunque no es un tema particular de México sino de toda América latina, pero ¿se le puede considerar un género o es tan solo una tendencia del momento?
¡Claro que existe, por supuesto! ¿Entonces que chingados escribimos? Somos un puta potencia en narcotráfico, violencia y preguntáis. Ja, ja, ja. Los escritores del género negro y policíaco tenemos un vasto vergel de información para hacer historias más de 70 mil cadáveres lo avalan, sin contar las historias de los que mataron a los 70 mil. Es por eso que en nuestras librerías están presentes los escritores de historias cotidianas de nuestro país. Así que te doy una perspectiva simple del material que tenemos a la mano, con lo que hay tenemos para las seis o siete reencarnaciones.
De nuevo soy parco para contestar las siguientes preguntas. Mi entorno es de término medio para estar informado de mi país, lo negro a diferentes niveles estoy todavía en buen nivel. Después, fuera de lo que circula en el extranjero de importancia tal vez me de cuenta.
La narco literatura es un signo de negro, cuando se acabe el tema quizás sea el argumento sean de: putos, políticos, presidentes, asesinos, agiotistas, curas ¿Quieres más temas negros? Cuando legalicen la droga puede bajar el encanto de lo negro del narcotráfico.

En tus novelas se tocan temas del momento circunstancial que vive el país, pero tus personajes tienen una personalidad definida y una psiquis muy particular. ¿Es tu intención mostrar al ser humano tal cual es, con heroísmos y miserias, o a pesar de la bajeza, la displicencia y la villanía hay una parte de la personalidad mexicana/latinoamericana que puede salvarse?
En las muchas novelas, películas y obras que he visto que las tramas siempre son con final salomónico: al bueno a toda madre puteado pero ganador y al malo, la muerte o la cárcel acompañada de una súper madriza.
Pues no, en mi caso aquí los pinches batos son malos y ganadores como son en la realidad, si mueren o los apresan después está dentro de la lógica, pero eso sería en otra novela. Cuando construí el Yaqui, había un chingo de Yaquis verdaderos en las policías nacionales y Sinaloas hasta el momento hay varios de este corte, pocos, muy pocos. Pero hay. Mmmm, también Yaquis.
Los perfiles son tomados de personajes reales y nutridos por la imaginación y lo disponible de los patrones de conducta, no se me antoja relatar a un policía gris, alcohólico, a un narco pendejo, loco, maniático, o un diputado soñando que va a ser gobernador. O lo peor, tratar de envolverlos con una trama de suspenso e intriga.
Siempre trataré de ser del bando de mi protagonista y estos no son pendejos, ellos y yo no estamos interesados en la cárcel o la muerte.
Es necesario recalcar que mi escritura es informativa con imaginación no hay mensaje de ninguna especie, lo mío es el primer entorno y lo que sucede alrededor no es tomado en cuenta como para mandar recados puñetos ideológicos, patrioteros, de denuncia, nada de nada. Suena a que me vale. Es cuestión de los antropólogos o similares de establecer esto.
En mi literatura son bien vistos los asesinos, sicópatas, jesuitas, diabólicos, sexo, agentes súper listos y todo el arsenal de la maldad y la contra parte. Eso sí, los malos, malos y los buenos, ídem.

Constantemente los escritores dicen que escribir es hacer catarsis, terapia o incluso psicoanálisis. En tu caso, tanto la prensa al hablar de tu trabajo, como tú mismo, han dicho que se trata de un caso de diversión, tanto personal como a nivel lector. ¿Es eso para ti escribir, o acaso hay también un trabajo emocional interno a través de la literatura? ¿Cómo es que justificas tu existencia a través de la literatura?
No siento catarsis de nada, la palabra me da una impresión de puto arrepentido, ¿Terapia y sicoanálisis? Ja, ja, ja. Ni madres.
Cuando hablas de ti es muy fácil caer a cualquiera de los extremos. Estoy aprendiendo a ver la realidad de mi aportación al género de mi país con dos novelas que dentro de generaciones venideras me van a tomar como referencia académica de un mexicano que cuando menos logró un par de novelas de buen ver, de hecho El Yaqui y El Sinaloa son nombrados en Universidades, preparatorias y referencia para licenciatura, maestría. Esto vale más que un premio literario.
No creo que exista un escritor que no soñó con la inmortalidad mientras escribía. Soy uno de ellos. Y modestamente en vida veo los resultados poco a poco, quizás son logros minúsculos pero a mí me llenan de aire para continuar.

Esta cultura del narcotráfico y corrupción que tan claramente describes en tus novelas, ¿es parte de una decadencia general del continente latinoamericano o es la respuesta desesperada a los malos manejos políticos, la extrema pobreza, o la constante marginalidad que se vive en el continente?
Aquí se aplica el refrán sinaloense “Te fuiste para lado de la verga”. Mis relatos son verosímiles con el entorno en que se describen, quizás exagerados pero son copia del gran porcentaje de los narcotraficantes.
En cuanto a lo demás preguntado, soy un pinche ignorante que no me atrevo ni me interesa opinar sobre socio política o económica.

En tus novelas Pasito tun tun y El Sinaloa, hay una elevación casi mítica del asesino. Este es un fenómeno que se ha visto también en otros géneros como en la música y el cine. ¿Qué es lo que buscas como autor al momento de crear un personaje?
Hay que tomar en cuenta que El Yaqui y El Sinaloa son personajes descritos en una época de oro de sus funciones. La vida negra real, humana tiende ser muy fácil para los Ases de la baraja, hasta que llega la muerte o la cárcel.
En este trayecto es cuando se convierten en leyendas. Lo único que puede variar un poco es el carácter de cada quién, pero todos coinciden en la esencia del bienestar propio.
Existe un raro porcentaje de ganadores retirados en la vida real dentro de la delincuencia, me identifico plenamente con ellos por bajar al inferno, salir ganando y después andar tranquilamente por las calles de Dios con billete en las manos o la vida.
Si mis personajes hubieran sido reales por lo seguro que tendrían un par de corridos.
Ahora que terminé mi novela Espartaco, me di cuenta que había logrado tres héroes violentos, ganadores, sin corazón, con algo de humanos, diferentes características o cuando menos uno que independientemente que de víctima se convierte en verdugo.¿Lo que busco al escribir?…Para empezar que no abandonen la lectura, segundo, que recuerden donde habían dejado de leer y tercero, que satisfaga las horas o días invertidos y cuando nombren una novela mía sea por los protagonistas.
¿No quiere nada el bato, verdad? Ja, ja, ja.
Mi próximo libro va a ser un trabajo serio, mejor de lo realizado hasta el momento, será un pinche ladrillo de seiscientas cuartillas y el tema será: La Liga Comunista 23 de septiembre y la Brigada Blanca, pienso hacer un trabajo histórico, apegado a las fechas clave y hechos reales, con novela según yo: apasionante de los dos bandos voy a tratar describir tres atmosferas y entrelazarlas según el momento. Es un proyecto para dos años de investigación y escritura, otro de correctiva. Estoy contento de planear un trabajo que suena a bastante serio. Vamos a ver si estoy avanzando con esto de la escritura. En Marzo sale Una noche de suerte editada por la BUAP, está buena, pero no muy buena. Ojalá me equivoque. 

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Guillermo Rubio nació en México D.F. en 1949. Fue policía de tránsito del D.F., agente judicial del Estado de México, hizo cursos protección a personas connotadas, guerrilla y antiguerrilla, antisecuestros, tiro, manejo, inteligencia y contrainteligencia impartido por Mossad. Y unos pocos más irrelevantes dentro de la formación. También fue peón de construcción carretero, operador de maquinaria pesada, chofer de camiones de carga. De los 16 a los 21 años. De los 22 a los 50 año fue judicial del Estado de México, agente antiguerrilla de la Brigada Blanca, Dirección Federal de Seguridad, Judicial del D.F., Policía Judicial Federal. Como escritor ha publicado: Pasito un tun, Tiempo Extra Editores. 2006. El Sinaloa, Terracota Editora. 2012. Visitando al diablo, Editado por La Benemérita Universidad de Puebla. 2014. Confieso que he ladrado, Auto editado para E-book. 2015. Confesiones de un judicial, 14 textos policíacos de 800 palabras publicados en el diario NUESTRO.

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