Bloggear o no bloggear...

...he aquí la cuestión. Me propongo desde este espacio publicar cada tanto algunos comentarios, artículos, opiniones sobre la realidad del latino en Estados Unidos, pero sin olvidarme que ante todo soy latinoamericano y lo que sucede en el continente afecta a todos los que estamos aquí. La frecuencia de publicación será bastante irregular, pero será de alguna manera activa y persistente. También haré una recopilación de artículos pasados y que ya fueron publicados en otros lugares pero que no dejan de ser actuales. Ojalá me ayuden con sus comentarios. Aquí vamos pues...

martes, 21 de febrero de 2012

Mil puños, mil brazos (Un cuento mío)

No temblás por los rugidos de afuera. Tampoco por los susurros detrás de las paredes. Algo inesperado ha sucedido. Algo que aterra tu desconocida sabiduría. No temblás por eso. Pero temblás.
No te dolió escuchar lo que escuchaste. Tampoco te dolió no escuchar lo que esperabas escuchar.Porque las voces fueron huecas, vacías de sonidos, vacías de ritmo y de distancia. Vacías. No te dolió. Pero te dolió.
Alguien te acerca las vendas, no ves quién, no te interesa. De a poco las vendas envuelven las manos, vuelta a vuelta esconden la piel, esconden el temblor, esconden las voces. Dijiste que no te interesa. Pero te interesa.
Hay una sombra enfrente tuyo, hacés que la golpeás, pero no la golpeás. Hacés como si bailaras, pero no bailás. Decís que no estas nervioso. Pero lo estás.
Ya hay sudor. Tus músculos aptos. Los movimientos sincronizados. Te sentís ágil, diestro, fuerte. Pero hay algo que te perturba. Algo en tu mano. Algo que no entendés. Es la misma mano de siempre. 
Es la misma mano de siempre, te repetís. Pero no es la misma mano de siempre.
Esta mano pesa más, te cuesta sostenerla, pesa mil puños. Mil puños sostenidos por mil brazos. Éso te sorprende. 
Ya sos viejo. O al menos otra gente dice eso. Estás acabado, escuchaste decir a tu promotor. No hay nada peor para un boxeador como vos, que tu propia gente te abandone antes de la pelea. Buscás la sombra, la golpeás. Te gustaría que fuera otra sombra. Pero no lo es.
Te llevaron para perder. Te llevaron para que el campeón se luzca llenándote de bollos. Te llevaron, ni siquiera sabías dónde.
El campeón prometió sacarte en el tercero. Sonreís con pena. Todos se preguntan cuánto vas a durar.
Antes escuchabas eso. Ya no. Dejaste tu pueblo en la provincia para pelear por el título. Nada menos que en la capital. Allá te perdonan la mala racha. Allá seguís siendo el mismo de siempre. El canillita te fía. El mozo te invita un vino. El policía te saluda, no te coimea. 
Hoy extrañamente el puño te pesa mil puños y el brazo mil brazos. Mismo número que habitantes en tu pueblo. Un puño por persona. Un brazo por sueños frustrados.
Hoy extrañamente, querés cambiar la historia. No importa que allí, en un lujoso gimnasio de la capital, esten esperando que caigas enseguida. Que todos griten el nombre del campeón. Que estés solo a pesar de la compañía.
Hoy querés hacer de héroe. Querés que tu vida de una vez y por todas pelee en forma pareja con las desaveniencias. 
Hoy tu puño pesa mil puños, tu brazo, mil brazos. Hoy querés hacerselos sentir al campeón. El niño mimado de la prensa, la elite del box en el país. Mil puños, mil brazos. Igual número que habitantes en tu pueblo. 
Hoy vas a pelear como nunca. Vas a pelear por vos. Vas a pelear por los mil habitantes de tu pueblo. Vas a pelear contra las frustraciones, contra el poder, contra el modelo.
Ya no temblás. Ya nada te molesta. Estás tranquilo. Caminás al ring solo, solo a pesar de la compañía. Pero no estás solo. Ahora sonreís. No son nervios, tampoco pena.
Los rugidos de la masa ya no te incomodan. Tu brazo derecho cuelga del cuerpo, inusualmente tranquilo.
Alguno pensará que estás entregado.
Lo ves al campeón que te mira con desprecio. Todas las luces, todas las voces, todo el espectáculo, es para él.
La mayoría te silba, no te conocen.
Estás solo. Pero no lo estás. Hoy tu puño pesa mil puños. Tu brazo tiene la fuerza de mil brazos.
Extrañamente el mismo número de habitantes en tu pueblo. Vas a pelear por vos y por ellos. Para demostrate que podés y que ellos también pueden.
La campana suena. Salís a pelear. 
Tu paso firme, es el paso de tu pueblo.

1 comentario:

  1. Una triste y cotidiana realidad donde el hombre se convierte en mercancía...

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