Bloggear o no bloggear...

...he aquí la cuestión. Me propongo desde este espacio publicar cada tanto algunos comentarios, artículos, opiniones sobre la realidad del latino en Estados Unidos, pero sin olvidarme que ante todo soy latinoamericano y lo que sucede en el continente afecta a todos los que estamos aquí. La frecuencia de publicación será bastante irregular, pero será de alguna manera activa y persistente. También haré una recopilación de artículos pasados y que ya fueron publicados en otros lugares pero que no dejan de ser actuales. Ojalá me ayuden con sus comentarios. Aquí vamos pues...

viernes, 3 de febrero de 2012

Woody Allen, Hemingway y la Medianoche en París

No soy un gran admirador de Woody Allen. Me gustan algunas de sus películas, una o dos, el resto es como para decir, ¿y ésto? Sus películas tienen dentro de esa irreverencia intelectual que lo caracteriza, algo de actitud esnob (sí, se escribe así, aunque parezca mentira) para con el espectador. Pero al ver Medianoche en París realmente algo llamó poderosamente mi atención. Es una comedia, sí, pero en muchos de sus personajes hay un profundo respeto por el pensamiento, tratan de transmitir algo. Y no hablo de Owen Wilson, que siempre actúa de Owen Wilson. Me refiero a personajes como el de Hemingway, personificado por Corey Stoll, que en un momento en que habla con el personaje de Wilson que quiere ser escritor pero no toma la decisión final, Hemingway le habla de lo que significa el amor, el texto es una traducción mía, perdón por los errores: “Creo que aquel amor que es honesto y verdadero crea un espacio ante la muerte. Toda cobardía viene de no saber amar o de no amar de la manera correcta, que es la misma cosa, y que cuando un hombre que es valiente y honesto, mira a de frente a la desolada muerte, es porque él puede amar con tanta pasión que le es posible sacar la muerte de su mente hasta el día que ésta vuelva, porque algún día volvera.  Y en ese momento él debe volver a amar, nuevamente, con pasión, para seguir viviendo... Piénsalo.” Qué hermosa definición del amor, que solo cuando se sabe amar, se puede desplazar a la muerte de su estado natural, en los pensamientos.
El personaje de Wilson, que esta insatisfecho en el presente, trata de vivir en París, en la gloriosa década de los 20, y cada medianoche, rodeado de todas las genialidades del momento, viaja a ese especial momento de la historia para seguir aprendiendo de la gente que admira y respeta, pero su antagonista, Paul, lo devuelve bruscamente a la realidad: “La nostalgia es una negación, se niega el doloroso presente... El nombre de esta negación es pensar en la época dorada, La noción errónea de que un periodo de tiempo es mejor que el actual. Es el escape de las imaginaciones románticas, de aquellos que no pueden lidiar con el presente.” Duro, muy duro con aquellos que aún atreven a soñar, pero una cruda y discutible realidad.
Otra interesante cita es la del personaje de Gertrude Stein, que define la labor de un artista: “El trabajo de un artista is no sucumbir en la desesperación común, sino encontrar un antídoto contra el vacío de la existencia.”  Y adhiero totalmente a esto.
Para no hacerla muy larga, este filme está lleno de sugerencias que invitan a mirar con otra óptica la vida, el amor, el arte. Una buena película con personajes que nos traen una inspiración sublime de la mano de Picasso, Dalí, Fitzgerald, Buñuel y otros. Tal vez debería empezar a ver más filmes de Woody Allen para ver si encuentro lo que no vi antes, un poco de aquellas visiones que a veces se nos escapan.
Los invito a verla.   

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