Bloggear o no bloggear...

...he aquí la cuestión. Me propongo desde este espacio publicar cada tanto algunos comentarios, artículos, opiniones sobre la realidad del latino en Estados Unidos, pero sin olvidarme que ante todo soy latinoamericano y lo que sucede en el continente afecta a todos los que estamos aquí. La frecuencia de publicación será bastante irregular, pero será de alguna manera activa y persistente. También haré una recopilación de artículos pasados y que ya fueron publicados en otros lugares pero que no dejan de ser actuales. Ojalá me ayuden con sus comentarios. Aquí vamos pues...

lunes, 24 de noviembre de 2014

Multiplicando por 43, o las consecuencias de Ayotzinapa


Fernando Olszanski Publicado 2014-11-22 09:04:38 En El Béisman.


 
Hace poco leí una frase que decía “¿Qué cosecha un país que siembra cuerpos?” La frase estaba sugerida por la desaparición de los 43 normalistas en México. Hoy ya tenemos una idea más clara de lo que pasó en Iguala, de los porqués, de algunos de los últimos pasos seguidos por los estudiantes que tan solo estaban ejerciendo el sagrado derecho a la protesta. Pero no tenemos ninguna idea del porqué de la insanidad de los hechos.
Uno se da cuenta al ver las protestas que la gente en México está diciendo, al igual que el procurador Jesús Murillo Karam, pero obviamente con un sentido opuesto, que están cansados de la muerte de todos los días. De la corrupción. De la violencia. Del crimen organizado y del otro. De las promesas incumplidas. Del futuro que se escapa. De la esperanza que se muere.
La gente ve que los estudiantes han sido asesinados por el Estado y la gente no puede tolerar eso porque el estado debe hacer todo lo contrario: velar por ellos en todo sentido. Y cuando no hay Estado ya sabemos lo que ocurre. Anarquía total. Y si bien muchos mexicanos podrían decir y con razón que la anarquía ha estado instalada ya por un largo tiempo, también es cierto que aceptar esto justificaría la violencia reinante. México es un estado fracturado por la corrupción y los gobiernos incompetentes, al igual que por el narcotráfico, la pobreza extrema y la violencia cotidiana. El caldo de cultivo perfecto para una guerra civil. El pueblo está huérfano y a la deriva. 
Sí. La gente en su desesperación por encontrar respuestas puede empezar a pensar que los carteles están mejor organizados que el gobierno y que al menos tienen un código de honor férreo que no permite desviaciones, y que además genera estupendos dividendos que pueden ser generosamente compartidos con la población. También, algunos generales podrían empezar a pensar que son la última reserva moral de un país enfermo de crimen, y quién lo dice, quizás se crean los mesías o los Quetzalcóatl regresando del más allá para salvar a México. Otra posibilidad podría ser que el pueblo se vuelque masivamente hacia el resurgimiento del movimiento Zapatista para culminar la frustrada revolución empezada en 1994. O quizás, en un lapidario momento de frustrada lucidez, que cada uno tome las armas por su cuenta, genere pequeños grupos de resistencia y la gente se empiece a matar una a otra. Cualquiera de estas visiones no está muy lejos de ocurrir dadas las circunstancias.
Peña Nieto no puede ni debe seguir en el gobierno. Su incompetencia e ineptitud está altamente demostrada. Pero hay que tener mucho cuidado con lo que viene después, porque un mal paso puede conducir a un baño de sangre interminable. Quizás un gobierno de consenso popular y con poderes especiales pueda ser la solución temporaria para salir de la tormenta y fortalecer las instituciones. Porque ésta debe ser siempre la prioridad, si se pierden las instituciones es un lamentable suicidio como sociedad. Toda la sociedad debe ser partícipe de esta reforma política y social y hacer mea culpa. Se debe mirar hacia dentro y hacia adelante, porque una nación que siembra cuerpos solo cosechará más muerte. La última batalla de la revolución mexicana debe pelearse ahora. Tal vez se necesiten armas, pero se van a necesitar mucho más que eso, se va necesitar corazón, coraje, amor a la patria y muchísima imaginación.

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